En este inicio de agosto de 2025, entra en vigor un capítulo decisivo para la inteligencia artificial en Europa. Se trata del artículo 5 del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (RIA), que establece los sistemas de IA prohibidos, como los de identificación biométrica remota en tiempo real en espacios públicos. Esto no es ciencia ficción, es legislación y viene con un régimen sancionador bajo el brazo.
Aunque España todavía no ha aprobado su propia Ley de IA, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha dejado ya clara su posición: seguirá siendo la autoridad competente para supervisar el tratamiento de datos personales, incluso cuando se utilicen mediante sistemas de IA. Y es que, aunque todavía no tenga formalmente el título de “autoridad de vigilancia del mercado” en esta materia, la AEPD está ya preparada para actuar en defensa del derecho fundamental a la protección de datos.
¿Qué significa esto para las empresas y organizaciones, sean grandes, pequeñas o medianas? Que la IA ya no es sólo una oportunidad tecnológica. También es una responsabilidad legal.
La AEPD recomienda estar listos. No se trata sólo de cumplir cuando la ley entre plenamente en vigor, sino de anticiparse y asegurar que los sistemas que utilices respetan desde ahora mismo la normativa vigente sobre protección de datos. Esto implica revisar proveedores, exigir transparencia sobre cómo funcionan los algoritmos que utilizas, y garantizar que no existe tratamiento de datos personales mediante sistemas que se puedan considerar de alto riesgo o, peor aún, prohibidos.
También conviene asumir que las exigencias no van a detenerse aquí. La AEPD prevé reforzar sus capacidades internas, lo que se traduce en una mayor vigilancia y posibles sanciones para quienes ignoren sus advertencias.
Las pequeñas y medianas empresas, como siempre, se encuentran en una posición delicada. No tienen el músculo de las grandes corporaciones, pero la ley no hace distinción alguna. La clave es actuar con inteligencia (humana) antes de que la inteligencia artificial se convierta en un problema legal.
Porque adaptarse a tiempo no es una opción. Es la diferencia entre aprovechar la IA… o sufrirla.