¿Tan poco te valoras?

Cientos de personas haciendo cola en centros comerciales para vender su iris a una empresa de inteligencia artificial. Parece incluso un chiste, pero ya hemos visto estos días que es tan real como que todavía hay gente que considera que le han dado dinero, bueno, criptomonedas, “gratis”, a cambio de nada. En este caso reciente que saltó a los medios, el beneficio fue de entre 30 y 60 euros, porque la cotización de la criptomoneda va como va según el día.

¿A cambio de nada? Sólo para dejarte escanear el iris, ya ves, nada.

Pausa. El escaneo del iris proporciona un dato biométrico que identifica a una persona de forma inequívoca y permite reconocerlo de entre todas las demás. Es decir, han cedido tu identificación única a una empresa que ahora tiene un dato personal especialmente sensible por no se sabe qué uso presente o futuro. ¿De verdad estas personas no han considerado que su mal uso puede provocar numerosos perjuicios? Tampoco está claro ni el buen uso.

Volvemos al inicio. En la era digital actual, los datos se han convertido en uno de los activos más valiosos. Dentro de este amplio panorama de información, los datos biométricos ocupan un lugar destacado por su singularidad y capacidad para identificar y autenticar a individuos. Son datos de alta calidad para entrenar y mejorar los algoritmos. Los datos biométricos, que incluyen huellas dactilares, reconocimiento facial, voz, y otros rasgos físicos únicos, son especialmente valiosos. Acceder a un uso concreto, informado, justificado y cancelable, tiene sentido y cobertura legal para las partes. Si se entra en la mera transacción comercial, la cuestión incorpora principalmente riesgos.

Los datos biométricos son fundamentales en los sistemas de autenticación. Cedits sin garantías, imaginamos cómo podrían ser utilizados para acceder ilegalmente a sistemas sensibles, cometer fraudes financieros o suplantar la identidad del individuo Aquello que parecía simpático en el centro comercial puede. tener implicaciones a largo plazo de vulneración de los derechos y libertades en la vida de la persona.

Habrá quien ha accedido y se sienta tranquilo porque ha dado su consentimiento, pero esto no es suficiente cuando se trata de datos especialmente protegidos, datos que permiten la identificación inequívoca de la persona a través de una característica física que no cambia a lo largo de la vida. Lo realmente importante es cómo gestionará esta información quién trata los datos. Y ciertamente, alguna duda de que el RGPD no se ha seguido rigurosamente, me permitiré el lujo de albergar.

En cualquier caso, se pone en evidencia lo importante que es abogar por una mayor conciencia y pedagogía para proteger los derechos y la privacidad de las personas en la era digital.

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