WhatsApp retrocede…de momento

Nada más empezar el año, la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp anunciaba a todos sus usuarios un cambio de su política de privacidad y un plazo de un mes para aceptarlo o no. Si no se daba consentimiento, el usuario no podría seguir utilizando la aplicación. WhatsApp tiene más de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo.

Es seguro que buena parte de esta audiencia aceptó las nuevas condiciones de uso y siguió utilizando la aplicación sin mayor preocupación. Algunos por despreocupación, total ya no viene de aquí y no importa el uso que hacen y dejan de hacer de los datos personales o genéricos que recopilan. No sólo WhatsApp, sino cualquier otra. Son aquellas personas que utilizan las herramientas que se les ponen delante si les parecen útiles, divertidas o imprescindibles. Otros quizás aceptaron con resignación. Es lo que toca. Saben que la gestión de los datos que hacen ahora, y los que anuncian que harán, con toda probabilidad está lejos de ser un tratamiento que garantice total privacidad, pero claro. ¿Cómo puedes asegurar esto en la era digital? ¿Y qué no harán otros también? Tanto por tanto, intentarán autoconvencerse de que no hacen un uso demasiado peligroso y seguirán ahí porque debe poder continuar comunicándose con sus contactos personales y profesionales.

Y después están los usuarios que sí leen un poco las condiciones de uso y políticas de privacidad diversas, hay que reconocer que es un trabajo complicado de llevar a cabo muy a menudo, y acaban alertando al resto de qué cambios existen a la vista y qué implican. ¿Qué ocurría con las nuevas normas de WhatsApp? Que pedía consentimiento para compartir información recopilada en la app con la empresa madre de la corporación, Facebook. Sí, la empresa que tiene el recuerdo de multas millonarias por vulneraciones de la privacidad de las personas. Como dicen… ¿qué puede salir mal? Recordémoslo. WhatsApp no te hace pagar, pero no es gratis. Se lo cobra con información.

El gran golpe, para nosotros, aquí, lo tenemos parado de entrada. El aviso de WhatsApp no aplicaba a los usuarios de la Unión Europea, amparados por el famoso RGPD, Reglamento General de Protección de Datos. Sin embargo, a pesar de la excepción, el usuario debía aceptar el consentimiento. Es curioso. La desconfianza es notable. Tanto que la reacción de los usuarios ha hecho aplazar los cambios de la aplicación. Tras una caída en sus descargas y un repunte inédito en la cantidad de usuarios nuevos reportados por sus competidoras, WhatsApp ha decidido posponer tres meses los cambios en sus condiciones de uso. No quiere decir que vayan a dejar de utilizar WhatsApp, pero sí manifiesta un deseo de explorar la posibilidad de comunicarse por nuevas vías. Es un buen ejercicio.

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